La extraña serie de derrotas del Manchester City tiene el mérito de poner sobre la mesa el principal problema de la ciencia del fútbol: nunca se entiende nada.
[getty src=»2187713270″ width=»594″ height=»559″ tld=»com»]¿Qué está pasando? El Manchester City era un colectivo temible. Erigido como ejemplo para las generaciones futuras, Pep Guardiola era el mejor de los nuestros. El líder entre los líderes. Genio táctico y mago del fútbol, su rostro representaba la vanguardia del fútbol del futuro. En cuestión de días, el modelo cayó de su pedestal y el rostro del maestro se cubrió de cicatrices.
Cuando miramos a otros lados, la situación es aún peor. En 2022 era el héroe de una nación, y ahora es su chivo expiatorio favorito. Mbappé, se proclamaba, sería el nuevo Pelé. Su llegada al Real Madrid, celebrada por toda una ciudad en verano, es ahora cosa del pasado. Con el alma en pena, el chico de Bondy arrastra su melancolía por las bandas izquierdas de la peninsula. Algunos gestos de calidad apenas logran ocultar el mar de dudas en el que se pierde. Pelé se ha convertido en Pedro León.
En el fondo, se parece al Barça. Pensábamos haberlo recuperado la noche del Clásico ganado 0-4 en Madrid. El día de su 125 aniversario, cae (una victoria en cuatro partidos) contra un equipo que hace unas semanas estaba en zona de descenso, Las Palmas (1-2). Nota para más tarde: en diciembre de 2025, el fútbol se ha vuelto incomprensible.